lunes, octubre 14, 2024

Hermandad Sacramental

La Sacramental de San Sebastián es seguramente la Hermandad más antigua de Alcalá de Guadaira. De su existencia hay ya noticias en la primera mitad del siglo XVI. En efecto, el documento más antiguo que se conserva es un testimonio notarial de 1562 solicitado por Bartolomé de Carmona, clérigo presbítero de la Iglesia de San Sebastián ante el notario Francisco Núñez Vasurto y el M. Rvdo. Sr. Vicario Santiago Bohórquez. Por este documento el citado sacerdote pretendía demostrar que en la villa de Alcalá de Guadaira no existía Hermandad del Santísimo Sacramento que tuviese bulas ni gracias concedidas, salvo las que estaban concedidas a la de San Sebastián, y de que tenía hecha presentación ante el lustre Señor Provisor de Sevilla. Fueron testigos Pedro de Escobar, clérigo presbítero, beneficiado, de sesenta y un años; Pedro de Carmona, cura de Santa María, de cuarenta años; Diego de Alanís, cura de Santiago, de cuarenta y seis años, y Francisco Rodríguez, clérigo, cura de San Miguel. Declararon dichos testigos no haber otra bula ni gracia; y como la agregación a la Minerva no se concedía a dos en un pueblo, parece que fue por esto por lo que se realizó la información citada.

Fotografía: BLOGMORADO

Igualmente indica el Padre Flores que existían dotaciones a favor de la Sacramental en el siglo XVI y que en 1602 y 1622 había octava de Corpus. Por lo demás, en la Hermandad se conserva un libro titulado “Protocolo de los tributos que tiene la Cofradía del Santísimo Sacramento de San Sebastián de Alcalá de Guadaira. Año 1689”. En dicho libro se relacionan memorias, donaciones, censos y fundaciones pías a favor de la Hermandad, datando las más antiguas de 1575. Igualmente se sabe que el 12 de abril de 1601, por escritura pública, se cedió a la Cofradía del Santísimo Sacramento de San Sebastián una casa en la calle Mairena. Dicha cesión fue realizada por los esposos Don Melchor Tirado y Doña Juana López, en cumplimiento de la voluntad de Doña María Ruiz, madre de Doña Juana. La donación se realizó a perpetuidad con la condición de que la Hermandad Sacramental corriese con los gastos de entierro de Doña Juana y de su hija Leonor, y de que cada año se celebrase una misa cantada en sufragio por su alma en la Octava de la Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora, con ministros, caperos, sacristán y organista.

Asimismo, explica el Padre Flores que la Hermandad del Santísimo expuso al Sr. Provisor que, estando Su Divina Majestad en un altar sin capilla, quería hacerla nueva y que se enterrasen en ella sus hermanos. El Sr. Vicario informó con el Mayordomo el 15 de noviembre de 1660 que no perjudicaba esta obra a la Iglesia, antes era de mucho ornato y estaría el sagrario con más decencia y se podía conceder el enterramiento pagando ocho reales cada uno que se enterrase para la fábrica y cuatro si era cuerpo pequeño; mas si se enterraban con caja habrían de pagar el doble; y que la Hermandad por la concesión del sitio pagase a la fábrica diez libras de cera el Jueves Santo para poner alrededor de la custodia en el Monumento y la que fuera menester para las vísperas en la Octava de Corpus, en que está manifiesto el Santísimo. El 19 de noviembre de 1660 concedió la licencia el Sr. Provisor y se otorgó la escritura con las condiciones del informe el día 22 siguiente ante Domingo de Castro, diciéndose en ella que el sitio estaba en la misma Iglesia y lindaba con el altar de las Benditas Ánimas.

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