
Fue bautizado en la Parroquia de Santiago el Mayor de Alcalá de Guadaíra. Era el cuarto de los cinco hijos habidos en el matrimonio cristiano formado por el farmacéutico Agustín Alcalá y Teresa Henke. Estudió el bachillerato en el Colegio San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María; más tarde Derecho en la Universidad de Sevilla, que concluyó en 1914. Un año más tarde defendió su Tesis Doctoral sobre la esclavitud.
Su actividad empresarial (fue uno de los principales artífices de la expansión industrial de Alcalá), la política (bajo postulados de la Doctrina Social de la Iglesia) y la colaboración con la Iglesia (perteneció a las Conferencias de San Vicente de Paúl, a varias Hermandades, siendo hermano mayor de nuestra Hermandad Sacramental, sufragó gastos parroquiales y otros) constituyeron los tres ejes de su trayectoria vital. Su compromiso cristiano quedó patente sobre todo en la forma de tratar a los trabajadores a su cargo, inspirado en el catolicismo social del momento.
Era hermano de nuestra corporación sacramental, ocupando diversos cargos en su junta de oficiales. Durante su mandato como hermano mayor, en 1929 se celebró la solemne procesión con la Inmaculada Concepción el 22 de diciembre por la conmemoración del LXXV Aniversario de la Proclamación del Dogma de la Purísima.
En la noche del 17 de julio de 1936, cuando departía amigablemente frente a su casa, fue herido mortalmente por dos pistoleros; acababa de entregar una importante suma al Presidente de las Conferencias para atender a los más necesitados. Trasladado con urgencia a una clínica a Sevilla, el sacerdote que le acompañaba le administró los Sacramentos. Poco más se pudo hacer.
Encomendándose a Dios y perdonando a sus enemigos falleció al poco. Su muerte fue muy sentida en todos los sectores sociales de su ciudad, en particular por los obreros. Se le concedió sepultura en nuestra Capilla del Sagrario. Nunca se detuvo a los culpables. Fue “condenado a muerte por bueno”, víctima por su acendrado catolicismo social con el que siempre lograba cuerdos con los trabajadores, nada propicio en unos momentos en los que arreciaban la lucha y las pasiones exacerbadas entre posiciones ideológicas extremas.
En el presente, el día 3 de octubre de 2014 en la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla comenzó el acto de apertura del proceso diocesano de beatificación de D. Agustín, junto con otros 21 mártires del siglo XX de la Archidiócesis de Sevilla. En este acto han jurado sus cargos las personas que intervendrán en esta fase diocesana. El postulador diocesano de la causa es Teodoro León, vicario general de la Archidiócesis; y el postulador en la fase romana, Alfonso Ramírez, OFMCap. Los miembros de Tribunal son: Ángel A. Faílde, delegado episcopal; Isacio Siguero, promotor de Justicia; Francisco Miguel Martínez, notario actuario y hermano de nuestra corporación; y Mónica Freire, notaria adjunta. El profesor de la Universidad de Sevilla José Leonardo Ruiz preside la Comisión Histórica y Archivística, de la que son miembros Nuria Casquete de Prado e Isabel González. Finalmente, el 27 de noviembre de 2016 tuvo lugar la clausura de la fase diocesana del proceso de beatificación, con la presencia del Arzobispo de Sevilla, mons. Asenjo Pelegrina.
Actualmente se le da la consideración a D. Agustín de Siervo de Dios. Esta consideración se obtiene tras obtener el Decreto “Nihil obstat” por parte de la Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos. Este Decreto es la respuesta oficial de la Santa Sede a las autoridades diocesanas que han pedido iniciar el proceso de canonización. Por lo tanto, actualmente el proceso de beatificación se encuentra en fase romana, siendo anhelo de todos nuestros hermanos.
La oración al S.D. Agustín Alcalá Henke es la siguiente:
Oh, Dios, que concediste la gracia del martirio al Siervo de Dios Agustín Alcalá Henke, laico, y a los sacerdotes, seminaristas y demás laicos de la Archidiócesis de Sevilla, haz que sus nombres aparezcan en la gloria de los santos para que iluminen con su ejemplo la vida y entrega de todos los cristianos. Concédenos invitarlos en su fe y su fortaleza ante el sufrimiento y la gracia que por su intercesión te pedimos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria